Con la situación que ha estado perjudicando al mundo durante más de un año provocada la enfermedad del COVID-19, se ha estado buscando la medidas para la reducción de los contagios y una manera ha sido la creación de varias vacunas. Sin embargo, una parte de la población se ha posicionado en contra de la obligación de su inyección en las personas. ¿Debería ser obligatoria?
Si se diera la opcionalidad de su aplicación, en el caso de que hubiera una mayoría que no se fiara de esta, no serviría de nada haberla fabricado. La vacuna haría efecto con su aplicación masiva en la población y no en un sector limitado. Por ejemplo, si la solo se vacuna un 30% de la población, el virus se seguiría extendiendo en el resto de las personas causando más contagios, muertes y una posible nueva mutación del virus.
Por otra parte, muchos profesionales y especialistas han estado desarrollándola y aseguran la efectividad de las vacunas además de haber realizado gran cantidad de pruebas para evitar imprevistos. Hay que tener confianza en todo el personal que ha dedicado su tiempo para producirla y salvar la situación, además de ser la única solución existente por el momento si queremos evitar una caída mayor de la economía debido a un posible nuevo confinamiento.
La única manera de remediar esta situación de la manera mas pronta posible sería con su aplicación masiva por lo que debería ser obligatoria para evitar perdida de tiempo y la posibilidad de contratiempos que afecten a su funcionamiento contra el virus.
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